La sanidad privada ha dejado de ser interesante para los profesionales sanitarios por cuenta propia, tal y como denuncia la Sectorial de Sanidad de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), que representa a más de a 260.000 autónomos sanitarios, de los 400.000 que ejercen actualmente. Según denunciaron estos profesionales, vienen a cobrar entre 5 y 8 euros por una consulta de medicina general, entre 3 y 5 euros por una sesión de fimosis, o 45 euros por extirpar un tumor de mama. Estas tarifas hacen casi insostenible la actividad privada. La Sectorial se ha reunido recientemente con representantes del Gobierno para buscar una solución a la problemática y el Ejecutivo se muestra “receptivo” a sus peticiones.

De hecho, un informe elaborado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) prevé que, sino mejora la situación y se actualizan los baremos, en los próximos diez años desaparecerá el 40% de los autónomos médicos que ejercen medicina privada. Un dato que según el portavoz de la Sectorial de Sanidad y secretario general de ATA, José Luis Pera, “se puede trasladar al resto de sectores sanitarios: podólogos, ópticos y optometristas, farmacéuticos, psicólogos o fisioterapeutas, que también se encuentran en situaciones similares”.

José Luis Perea, explicó que los baremos de precios que pagan las aseguradoras por los servicios sanitaros son “insuficientes. Estos llevan más de 30 años sin ser actualizados”. Y es precisamente esta falta de mejora en los precios, lo que pone en peligro la continuidad de la actividad de la medicina privada en España. “El trabajo de la medicina privada ya no es atractivo para las nuevas generaciones de profesionales, porque son muchas las horas que se tienen que hacer para compensar los gastos de mantener la consulta abierta y poder obtener unos ingresos dignos” aseguró Perea.

En este sentido, Perea ejemplificó que un fisioterapeuta autónomo con una pequeña consulta de entre 67 y 70 metros cuadros, tiene unos gastos fijos de 70.000 euros. No obstante, las aseguradoras le están pagando entre 3 y 5 euros por una sesión. “Con estas condiciones, un profesional así no podrá mantener la consulta abierta durante muchos años” afirmó